En un evento organizado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en la región, expertos coincidieron en que es necesario prepararse para el desarrollo de huracanes en Centroamérica y el Caribe y la posibilidad de que el fenómeno de La Niña repita un escenario de sequías históricas como las registradas entre 2020 y 2023.
«Venimos de atravesar esos tres años con un evento de La Niña bastante prolongado que trajo sequías en el sur de Sudamérica, sequías extremas, históricas, con gran impacto y luego una transición bastante rápida al fenómeno de El Niño», dijo José Luis Stella, del Centro Regional del Clima para el sur de América del Sur.
La Niña ha impactado en la producción de cultivos clave en América Latina
El Niño-Oscilación Sur (ENOS) hace referencia a variaciones en las temperaturas del océano Pacífico, que consta de dos patrones o episodios opuestos, El Niño (fase cálida) y La Niña (fase fría).
Los patrones de El Niño y La Niña tienen consecuencias en distintas partes del planeta y en América Latina han impactado en la producción de cultivos clave como trigo, arroz y maíz, provocando efectos en la economía de los países, altamente dependientes de las materias primas.
El evento de La Niña suele caracterizarse por un aumento en la frecuencia de los huracanes en el Caribe, algo que ya se hace evidente con la presencia del huracán Beryl, dijo Rodney Martínez, representante de la OMM para Norteamérica, Centroamérica y El Caribe.
Fuente: Ámbito