A quién beneficia la Reversión del Gasoducto Norte
Desde este mes, los usuarios residenciales, las estaciones de servicio de GNC y las industrias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy podrán abastecerse con gas de producción local. A medida que se expandan las redes de gasoductos, los volúmenes de suministro de gas local seguirán creciendo.
Hasta el momento, la reversión del Gasoducto Norte es la única obra pública nacional licitada por el gobierno de Javier Milei. Su posibilidad de concreción se debió al desembolso de fondos del organismo financiero internacional, que prioriza el desarrollo de infraestructura para el sustento energético de la región.
Quiénes hicieron la Reversión del Gasoducto Norte
Bajo la supervisión de la compañía estatal Enarsa (Energía Argentina S.A.), las obras fueron encomendadas por la Unión Transitoria de Empresas (UTE), una sociedad conformada por Techint y Sacde, que ganó la licitación de la reversión del Gasoducto Norte con el antecedente de haber concretado el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.
La unión Techint-Sacde (de Pampa Energía) finalizó la construcción de más de 100 kilómetros del nuevo Gasoducto de Integración Federal Tío Pujio- La Carlota. En total se realizaron 4.059 soldaduras en 41 días, lo que equivale a un promedio de avance de 3 km diarios.
Los trabajos de soldadura en línea regular corresponden a los renglones 2 y 3 de la obra asignados a la UTE. En el pico de la obra trabajaron unas 1.400 personas.
El impacto económico del cambio energético
En paralelo, la Argentina dejó de importar gas desde Bolivia desde septiembre, marcando el fin de una relación comercial que se inició en la década de 1970 y se profundizó en los últimos 20 años. El actual contrato, firmado en 2006, estaba previsto que terminara en 2026.
El precio promedio anual del gas producido en Argentina es de 3,5 dólares por millón de BTU (British Thermal Units), llegando incluso a bajar a 2 dólares en los meses de verano.
En contraste, la importación de gas desde Bolivia costaba alrededor de 11,8 dólares por millón de BTU, mientras que las compras de gas natural licuado (GNL) tenían un valor promedio de 11,1 dólares. Este año, el precio promedio del gas en Argentina ha sido de 4,77 dólares, con el 90% de este abastecimiento proveniente de la producción local.
Para 2025, se espera que la reducción de las importaciones, especialmente tras eliminar las compras a Bolivia y mantener el nivel actual de importación de GNL, reduzca el precio promedio del gas a 4,10 dólares por millón de BTU, una disminución del 14% respecto al costo actual.
Producción récord y el potencial de Vaca Muerta: exportar gas a Brasil
La producción nacional de gas ha alcanzado cifras récord, con un pico de 153 millones de metros cúbicos diarios en agosto, el nivel más alto en los últimos 21 años.
De este total, el 65% proviene de la producción no convencional de Vaca Muerta, gracias al avance de la tecnología de fractura hidráulica (fracking), que ha permitido la explotación de esta formación geológica.
Hace dos décadas, Vaca Muerta no era considerada una opción viable debido a la dureza de su roca, pero la evolución del fracking ha cambiado el panorama.
Por otro lado, mientras Vaca Muerta aumenta su producción, las reservas de gas de Bolivia, que abastecen también a Brasil, han experimentado un notable declive. Esto genera preocupación en el país vecino, donde la generación de energía depende en gran medida de sus centrales hidroeléctricas, las cuales están sujetas a la variabilidad climática.
Brasil ya vivió una crisis hídrica en la década de 1990, lo que motivó la construcción de un gasoducto desde Bolivia hasta ciudades como San Pablo y Porto Alegre. Sin embargo, hoy este ducto tiene una capacidad ociosa del 60%, lo que abre la posibilidad de que Argentina exporte su gas a Brasil en el futuro cercano.
Con esta expectativa, el Gobierno ha habilitado la libre competencia para la exportación de gas, un paso clave para ampliar los mercados a los que se podrá llegar con el gas de Vaca Muerta.
Sin dudas, después de dos décadas de dependencia energética, Argentina está en camino de lograr un cambio significativo en su matriz energética.
Fuente: Ámbito